El penúltimo día de competición nos regaló una vez más un sinfín de momentos memorables. Por un lado la competición de juveniles con ímpetu y ansiedad por la victoria y por otro lado la competición de los adultos con certeza y experiencia.
Como todos los días, nos llegan muchas historias llenas de emoción. Uno de ellos la protagonizaron los finalistas de 36 a 45 años en técnicas especiales.
Vladimir Gonchar y Aleksandr Tarasenko practican juntos en Ucrania. Vinieron juntos con el mismo sueño, sabiendo que en el mejor de los casos solo uno de ellos podría lograrlo.
Sus propios talentos los llevaron hasta la final que prometía ser épica.
Y lo fue.
Como cuarto desempate tuvieron que saltar con Twimyo Nomo Yop Cha Jirugi a una altura de 1,55m. Aleksandr corre primero, como en las rondas anteriores, para dar el salto que lo puede llevar a la gloria.
Sin embargo, esta vez algo no funcionó y su intento no fue válido.
Aleksandr queda expectante a un lado de área. Y mientras muchos pensarían que su deseo sería tener una oportunidad más, Aleksandr comenzó a animar a Vladimir a convertirse en quien cumpliera su propio sueño.
Entre la sorpresa de unos y la complicidad de otros, Vladimir caminaba hacia la victoria. Con el puño cerrado y el corazón en llamas, toda Ucrania y el mundo contuvieron la respiración durante unos eternos segundos.
Decir que solo 1,55 m no fue un obstáculo haría injusto su triunfo: también tuvo que vencer la ansiedad de que su amigo quedara segundo.
El corazón de un pueblo gigante pudo más que la rivalidad, y el éxito de uno era el éxito de todos.
Un podio compartido y una historia inolvidable fueron las razones de un evento espectacular.