Muy a menudo, a nuestra filosofía se conoce y denomina como el “DO”, o el “Camino”.
Esta filosofía establece que el aprendizaje práctico del Taekwon-Do es de poco valor si se relega su lado espiritual. Mente y cuerpo resultan indivisibles, tanto que el GM Choi Hong Hi, creador del Taekwon-Do, puso especial énfasis al unir la grafía del nombre de nuestro arte con un guión que representa a ambas partes, las cuales son esenciales para su desarrollo armónico y simultáneo.
Ello equivale a decir que al tiempo que uno comienza a practicar la parte física con tenacidad y perseverancia –aspecto que probablemente es el que más nos entusiasma–, de igual manera se hace necesario comenzar a poner en práctica y a ejercitar nuestros principios, no mediante una mera repetición verbal o como un hábito de memoria, sino para adoptar un modo de vida capaz de armonizarnos con el poder que la práctica del Taekwon-Do nos proporciona.
En palabras de nuestro fundador, la Cortesía (Ye Ui) se ubica como el más importante de estos principios, porque es una categoría que nos diferencia de los animales; sólo el ser humano tiene la capacidad de mostrar cortesía y, si todos la mostramos, habría menos conflictos sociales, ya que esos conflictos muchas veces se producen por falta de delicadeza y no por profundos desacuerdos sobre un tema.
Fomentar la Integridad (Yom Chi) es esencial para elevar nuestra autoestima, valorando nuestra individualidad llegamos a respetarnos a nosotros mismos y entender que cualquier logro significativo requiere autoestima.
La perseverancia es la cualidad que nos permitirá alcanzar objetivos más allá de nuestras habilidades innatas. La Naturaleza nos habrá dotado con los mejores ingredientes, pero si no practicamos lo suficiente, a largo plazo será derrotado por ese practicante que posee la tenacidad y la perseverancia necesaria para entrenar y entrenar sin descanso, y dominar a un rival más dotado.
El autocontrol es uno de los principios esenciales en nuestra práctica, porque canaliza la agresividad y nos enseña cómo hacer que el flujo de energía sea de una manera positiva, evitando cualquier violencia gratuita que puede ser provocada por un exceso de energía. Es fundamental para mantener un equilibrio entre la razón y la emoción, como una forma de adquirir la confianza en sí mismo es necesario cuando el momento exige a elegir un determinado curso de acción.
Espíritu indomable significa precisamente poder reunir toda determinación y coraje para una buena elección en situaciones en las que debemos superar el miedo y es este espíritu salvaje que permite al practicante de Taekwon-Do a lograr sus metas, no importa qué inconvenientes u obstáculos puedan bloquear el camino y especialmente cuando la libertad y la justicia están en juego.
Además de los deberes del alumno, los cinco principios citados precedentemente son esenciales para nuestra filosofía. El primero afirma que uno debe “cumplir con los principios del Taekwon-Do”, seguido luego por “respeto a los mayores y a los ancianos”, que tal vez no esté bien arraigado lo suficiente entre las generaciones más jóvenes; este principio no es sólo sobre el respeto a los que están más informados en nuestra clase de Taekwon-Do, sino más bien para ser amable y considerado en todo momento a las personas mayores, dándoles toda nuestra atención y la consideración que se merecen. Esto comienza en la relación con nuestros hijos y nuestros alumnos, quienes fielmente seguir nuestro ejemplo.
“No distorsione el nombre de Taekwon-Do. Aquí hay una advertencia en contra de hacer un mal uso de nuestro conocimiento y nuestra práctica de combate, impidiendo cualquier transformación de este sistema de defensa en un sistema de ataque y evita cualquier obtención de las cosas por la fuerza y el mal uso de nuestro arte. Una vez más, esto está relacionado con la necesidad de autocontrol como una forma de limitar la agresividad.
“Ser un campeón de la libertad y la justicia” define la vida misma como el verdadero torneo y la elección de valores, que el practicante abraza como su principal requisito, respetando la libertad y la aplicación de su respeto, que debe ser defendido por una justicia justa.
Ayudar a construir un mundo más pacífico es uno de los deberes que mejor sintetiza nuestra filosofía, ya que la aplicación de lo que se ha señalado anteriormente convierte al practicante de Taekwon-Do en un miembro más cualificado en su contribución a la mejora efectiva de nuestra sociedad.
La empatía es la actitud que consiste en saber cómo volver a situarse en posición de nuestros compañeros principiantes, especialmente cuando están sufriendo. Tal predisposición siempre traerá hechos positivos, con tal de que no perdamos de vista que el mundo está poblado por todo tipo de criaturas, además de nosotros.
En paz con nuestra conciencia y nutriendo nuestro crecimiento espiritual, podemos confiar que las generaciones más jóvenes se beneficiarán de una evolución social que se sumará a una vida más feliz y más satisfactoria.
La clave para desarrollar las cualidades espirituales que mencionamos no es repetir simplemente las declaraciones de cada lección, sino más bien la convicción en que ponemos en nuestras creencias y ser capaz de incorporar plenamente a nuestras vidas.
La ITF posee un programa especial puesto en marcha en el pasadopor GM Tran Trieu Quan, que impulsa la enseñanza de estos valores, y este programa está disponible para todos los países miembros. La culminación de este programa ha sido la responsabilidad del Dr. Janel Gauthier, que junto con los miembros de un comité, el objetivo es entrenar por su matrícula. Juntos vamos a ser capaces de poner en práctica, siempre estamos dispuestos a llevar a cabo un análisis profundo y sincero de nuestra propia conducta, que no es tarea fácil en un mundo que a menudo favorece un enfoque más materialista.
(Extracto de “El arte de Taekwon-Do ITF” 2014).