En 1998 comencé mi carrera como árbitro internacional en Hungría 88, luego vino Montreal año 90 y Corea año 92, donde fui elegido como mejor árbitro en la Copa del Mundo. En ese momento el General Choi Hong Hi me ofrece hacerme cargo de Italia por mi nacionalidad y me grade de 6to Dan podían contribuir a ese país.
Sin embargo, el destino hizo que me quedará en Argentina.
En Rusia, año 93 fue la Copa del Mundo que cambiaría la historia del Taekwon-Do en los aspectos organizativos y de arbitraje.
Recuerdo estar parando una pelea en el área central durante mucho tiempo porque querían cambiar el fallo, y no lo permití.
Luego, el General Choi Hong Hi llamo a una reunión de árbitros para discutir ese tema, y fue entonces cuando quito a un Maestro Coreano del puesto y nombro al GM Bos como el nuevo jefe.
Mi última Copa del Mundo fue Polonia 95; sin embargo, en los años 98/99, el General Choi Hong Hi durante una reunión en la sede de Austria, me puso a cargo del Comité de jueves y árbitros para la Copa del Mundo Argentina 99 junto al GM Leong.
Entonces comencé con mis primeros cursos agregando didáctica, y comenzando a interpretar al General Choi Hong Hi, quien quería agregar el arte marcial a la competencia. De esta manera es como comenzó la lucha pre-establecida en los campeonatos mundiales.
Mis historias con el General Choi Hong Hi, son una secuencia de pequeñas anécdotas que me han marcaron fuertemente.
El simple hecho de poder compartir una mesa de examen junto a él, o estar en el mismo piso del hotel durante un IIC… y escuchar la “alarma del reloj” sus golpes de puño contra la pared, a las 6:00 a.m. en punto!
Uno de los recuerdos que más me impacto fue su discurso en el primer campeonato mundial en Corea del Norte en 1992 cuando el se disculpo con el pueblo de Corea del Norte, donde nació por matar a sus compatriotas en la guerra de Corea. Fue un momentos muy emotivo ver a ese hombre pequeño, pero con una gran humildad y sabiduría cuando le pidió perdón.
No hace falta decir que fue como un padre para mi, por sus palabras, sus sinceridad y su gratitud.
Siempre que puedo, les cito a mis alumnos un pasaje de la Biblia, donde comparo al General Choi con la historia del grano de mostaza.
Siendo el más pequeño del mundo, se convirtió en uno de los árboles más frondosos, donde muchas aves pueden anidar.
Así es como el General era: el fue el primero en sembrar la semilla del Taekwon-Do, y los practicantes somos las aves que anidamos en su árbol, el que tenemos impreso en nuestro Dobok: El árbol de la unidad, del respeto, de la humildad.
Todavía continuó entrenando, simplemente dando el ejemplo que me ha dejado el General Choi Hong Hi.
GM Armando Grispino